Mi confrontación con la docencia.

Desde que era niña decía que nunca iba ser maestra; mi profesión es Lic. En Educación con la especialidad en Ciencias Naturales.
Ahora les puedo platicar que después de la secundaria entre a estudiar al CETI (escuela en donde laboro desde hace 15 años) la carrera de tecnólogo químico en alimentos, me gradué y entre a la U de G a estudiar la carrera de Ing. Químico y al mismo tiempo empecé a cubrir interinatos en secundarias.
Es ahí cuando me doy cuenta que la docencia me gusta, me salgo de la universidad en el primer año y hago trámites para estudiar en la Escuela Normal Superior de Jalisco.
Después me ofrecen trabajo en el CETI como almacenista de un laboratorio, lo acepté y pedí apoyo para realizar mis prácticas ahí, al concluirlas me ofrecen trabajo como maestra.
Lo que pienso de ser profesor es que tenemos mucha responsabilidad sobre lo que transmitimos a los alumnos en valores, actitudes, habilidades, destrezas y conocimientos.
Me siento orgullosa de ser profesor, de tener contacto con jóvenes de poder transmitir elementos que quizás ellos después vallan a utilizar. El impartir clases en este nivel ha significado responsabilidad, profesionalismo, respeto porque estás formando jóvenes que deben estar listos para poder ser insertados en la sociedad y en el sector productivo.
Tengo varios motivos del que sentirme satisfecha, el primero fue cuando el grupo con el cual yo realicé mis prácticas solicitó que yo fuera su maestra el próximo semestre, otros son cuando después de egresados me hablan y me dicen que ya están trabajando y me agradecen por los conocimientos, pero también tengo motivos de insatisfacción como la deserción, cuando no puedes retener algún alumno o cuando aplicas una técnica, otra y otra y no hay respuesta, es aquí cuando digo que necesito reconstruir mi práctica docente, necesito herramientas acordes a la actualidad y sé que estoy en el lugar indicado para aprenderlas y aplicarlas.